lunes, 18 de enero de 2010

Al Maestro...


Siempre asi...

Espontáneo y ocurrente.
Feliz y sonriente
Para quienes tuvimos el placer real de intimar en su lente, no ha habido mejor imagen que la de su corazón transparente.

Una mirada que decía todo lo que el tiempo había fosilizado en su lengua.

Y esa risa, ay esa risa, que cuando menos lo pensabas estallaba en carcajadas y si esperabas, solo un momento esperabas y saltaban los botones, crujían los alrededores porque era natural de aquel artista abrazar el drama sin prisa.

Jamás olvidaré la experiencia de esos días, la particularidad de su presencia, la inocencia y emotividad para ver el mundo y esa foto que nunca se pudo tomar…

Eterna será tu imagen Apeco.